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Ser diagnosticada de cáncer te cambia la vida y tú decides: si para bien o para mal

El cáncer es una enfermedad que no tiene definida una población a la cual atacar, pues tanto jóvenes como adultos e inclusive los niños las pueden desarrollar.

Los tratamientos oncológicos a los que son sometidos estos pacientes suelen ser muy invasivos y dejar secuelas que son difíciles de borrar, por lo que su vida se convierte en un campo de batalla en el que día a día luchan por sobrevivir y salir victoriosos de esta enfermedad.

El inicio de esta situación se presenta cuando la persona recibe en sus manos el diagnóstico que les cambia drásticamente la vida, pues por naturaleza sienten miedo, su mente se queda en blanco y le invaden un sinnúmero de incertidumbres que podrían desencadenar una desestabilización emocional al sentirse tan vulnerables ante este diagnóstico.

Carla Mendoza Ampuero es una de las tantas personas en el mundo que padeció de cáncer hace aproximadamente cinco años, la cual en el momento en que recibió la noticia se encontraba en una situación muy difícil, pues había perdido a sus padres y separado de su pareja.

Y el hecho de que fuera diagnosticada con cáncer tan sorpresivamente a pesar de que anteriormente ya se había realizado un chequeo general causó en ella una avalancha de emociones.

Sin embargo, Carla nunca se sintió sola en este proceso, pues a su lado siempre estuvo su hermana, amigos y legiones de ángeles (así catalogó a las personas que la apoyaron), por lo que, a pesar de que, se enfrentó a cambios muy radicales como extirpación de sus senos (mastectomía), ovarios y útero, intentó mantenerse fuerte y positiva.

Tanto así que no tuvo malestares graves cuando recibía las quimioterapias, las cuales recibió por aproximadamente 5 o 6 meses, porque asumía en su mente que lo que le colocaban en el cuerpo era una vitamina y no algo agresivo para ella.

Y aunque la pérdida del cabello fue inevitable en este proceso, estaba decidida a mantenerse animada diciéndose a sí misma que ya no tendría que preocuparse por peinarse o pintarse el cabello, ya que solo debía colocarse una peluca.

Cada día fue un proceso de enseñanza para Carla, quien poco a poco fue aceptando su condición y empezó a ver la vida de manera diferente apreciando los momentos de felicidad, pero sobre todo realizando sus actividades cotidianas y divirtiéndose.

Pues, Carla mencionó que la mejor manera de sobrellevar estos tratamientos es cuidando la salud mental, rodearse de positivismo, energía, alimentándose correctamente, ejercitándose, meditando y manteniendo la fe y esperanza de que todo pasará.

Aunque ella también recalcó que considera necesario que en las cirugías de mastectomías se debería incluir la reconstrucción del área afectada por la enfermedad, porque esta extirpación total a la que son sometidas las mujeres muchas de ellas muy jóvenes, puede afectarlas psicológicamente.

Finalmente, Carla expresó que una vez que terminó cada uno de sus múltiples tratamientos oncológicos buscó una fundación para ayudar a las demás personas que padecen de esta enfermedad.

Hoy es voluntaria de la fundación Ser Feliz y fundó una red de apoyo para personas con cáncer, CIMA Gestión de Salud. Aunque mencionó que lo más difícil que le tocó vivir ha sido trabajar con niños que padecen de cáncer, porque es inevitable no sentirse afligida ante esta situación, no obstante, la manera en que los niños irradian su energía y felicidad llena de optimismo a las personas que los rodean.

Por: Redacción El Costanero

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